El mundo del vino es fascinante y cada vez se va enriqueciendo con nuevas técnicas de elaboración, así como con nuevos tipos de vinos que, aunque muchos no han oído hablar de ellos, tienen su lugar en las mejores mesas de los mejores restaurantes del mundo. Uno de los tipos de vino más prestigiosos es el vino de reserva, que se elabora con una técnica muy particular que lo hace único y especial.
Un vino de reserva es aquel que ha envejecido en barrica durante un tiempo determinado que suele variar dependiendo del país de origen. En España, por ejemplo, un vino de reserva debe haber envejecido al menos durante tres años, uno de ellos en barrica de roble.
Los vinos de reserva se elaboran con uvas de alta calidad, que se seleccionan cuidadosamente y se recolectan de forma manual para que lleguen a la bodega en perfectas condiciones. Una vez allí, se lleva a cabo todo el proceso de elaboración, que consta de varias fases.
La primera fase en la elaboración del vino de reserva es la maceración. En esta fase, las uvas se despalillan y se estrujan para obtener el mosto. Este mosto se somete a una maceración en frío durante unas horas para extraer los compuestos aromáticos y las sustancias colorantes de la piel de la uva.
Después de la maceración en frío, se lleva a cabo la fermentación alcohólica, en la que los azúcares se transforman en alcohol gracias a la acción de las levaduras. Esta fermentación dura entre una y dos semanas y se lleva a cabo a una temperatura controlada de entre 25 y 30 grados para que se desarrollen los mejores aromas y sabores.
Una vez finalizada la fermentación alcohólica, el vino se trasvasa a barricas de roble donde empieza la etapa de crianza. Durante esta fase, el vino adquiere los compuestos taninos y aromáticos del roble, que le dan ese sabor y ese aroma tan característicos.
El tiempo de crianza en barrica depende del tipo de vino y del país de origen, pero, como se ha dicho anteriormente, para ser considerado un vino de reserva en España debe haber envejecido al menos durante un año en barrica. Durante este tiempo, el vino se va desarrollando y adquiriendo complejidad, gracias a la oxidación del vino y la acción de los microorganismos que se han quedado dentro de la barrica.
Una vez que el vino ha pasado por la fase de crianza en barrica, se lleva a cabo el embotellado. En esta fase, el vino se trasvasa de la barrica a la botella, donde va a seguir envejeciendo durante unos meses más.
Esta fase es muy importante, ya que es donde el vino adquiere su carácter definitivo. Durante el envejecimiento en botella, el vino tendrá una serie de reacciones químicas que le van a aportar complejidad y a suavizar los taninos.
Un vino de reserva se presenta en una botella oscura, generalmente de vidrio, que protege al vino de la luz. En la etiqueta del vino se suele indicar el tiempo de envejecimiento en barrica y en botella, así como el tipo de uva y la región de origen.
Los vinos de reserva suelen tener un sabor y aroma muy complejos, con toques especiados, de frutas maduras y de madera, que se van desarrollando a medida que se van descorchando.
El vino de reserva es uno de los tipos de vino más apreciados y valorados en todo el mundo. Su proceso de elaboración es muy laborioso, pero da como resultado un vino con un carácter único y especial que lo hace diferente a cualquier otro tipo de vino.
Si eres un amante del vino, te invitamos a que pruebes un vino de reserva y descubras por ti mismo todas las sensaciones que te va a ofrecer.